04 abril 2009

Los que soplan en el viento

La democracia no consiste sólo en la garantía de la libertad política: entraña a la vez la posibilidad para todos de poder alcanzar un mínimo de felicidad siquiera.
La respuesta, amigo mío, es soplar en el viento/La respuesta es soplar en el viento

Mezclando a Hipólito Yrigoyen y Bob Dylan.

Murió Alfonsín.
Un tipo que sopló en el viento.
Uno de esos tipos que me enseñó a soplar en el viento.
Uno ya sabía que estaba muy mal, que le quedaba poco tiempo, que había sido importante en la propia vida.
Como siempre, lo que no sabía es que seguía siendo importante en la vida de uno. Que no era en tiempo pasado, sino bien presente.
Y parece que sigue siendo importante en la vida de muchos. ¡Mirá vos!
Que iba a doler. Como me dolió Illia o Balbín, pero más…
Y se me mezcla con el viejo.
Cuando dicen "Padre de la Democracia", sí, es El Padre.
Como mi viejo (debería escribir "mi papá", pero es demasiado próximo, demasiado íntimo, así que para afuera son "mi viejo y mi vieja", siempre son "los viejos", aunque acá adentro sean "mi papá y mi mamá", con cierta cadencia de nene de diez años)
Estos días quedó claro que él es "Padre de la Democracia" (y sí, insisto, como mi viejo en realidad es "mi papá" y mi vieja es "mi mamá", pero que no se enteren).
Y al revés que el refrán, "madre hay una sola, padres hay muchos", en esto de la Democracia en Argentina, madres hay muchas, las de la Plaza, pero padre… y sí, el Gordito lo es.
Como me decía Vivi, haciendo referencia a Tótem y Tabú de Freud: "El Padre muerto se hace más fuerte que en vida".

¿Por cuantos caminos debe caminar un hombre/Antes de que lo llames "hombre"?
Como con mi viejo, ¡cuántas veces me enojé con él!
Y sin embargo, uno escuchaba y pensaba y le daba vueltas a lo que decía tres, cinco, diez veces.
E igual me enojaba. E igual, entendía, aunque no compartiera.
Como él (los dos) se enojaban con uno…
En una época en que la consigna era "Hay que saber morir por los ideales", sembraba "Hay que saber vivir con los ideales". Yo era chico, estaba en el secundario, pero a pesar de no entender del todo porqué o cómo, pero me parecía que tenía razón, a pesar de que no sabía demasiado quién era, en qué estaba.
Me tentaba uno, ¡era tan heroico!... pero el otro era tan verdadero…
Pero hablaba sobre algo que también, cada tanto, se le escapaba a mis abuelos: la causa de los desposeídos… ¿lo qué?
Era de los que hablaban tan claro de la exclusión, del dejar afuera, del marginar, a lo mejor sin decirlo con estas palabras tan actuales… soplaba en el viento.
Frente al San La Muerte, frente a tanto culto a la muerte, la sangre, la contabilidad de tus muertos contra mis muertos y ver quién aumenta el balance, hace mejor contabilidad de muertos a favor… "Somos la vida", no sólo Vida sino Nosotros, no vos contra mí, sino nosotros.

¿Cuantas veces deben volar las balas de cañón/Antes de ser prohibidas para siempre?
Un link (http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-122629-2009-04-04.html), y una frase olvidada completa, y en el link una explicación entre tantas.
Primero la frase "la casa está en orden y no hay sangre en la Argentina".
No me acordaba, no registré, olvide, no escuché "…y no hay sangre en la Argentina". Después de treinta mil desaparecidos, atentados, torturas, bombas, "…no hay sangre en Argentina".
Que no es poco.
Era una época que había empezado sólo unos poquitos, casi dos, años antes. Todos sabíamos que teníamos muy poco tiempo para hacer lo que entendíamos había que hacer. Futuro casi a plazo fijo: "y bueh, vendrá otro golpe de estado…"
Puede ser que tuviéramos todavía metido adentro cierta tentación por la muerte (¿no nos decíamos a veces, con mucha vergüenza y pudor "no desaparecimos… por algo habrá sido"? la vergüenza de que no tuvimos coraje para que nos desaparecieran… no sé, a veinticinco años sigo sin tener una respuesta)
Y zafamos o lo zafó el Alfonso… a un precio terrible que pagó, ¿no decía Viktor Frank a poco de salir del campo de concentración "la sobrevivencia se consigue a un precio moral"? aunque habría que agregar, "precio moral pero no ético".
No son lo mismo.

¿Cuantas veces puede un hombre volver su cabeza/Y fingir que simplemente no ve?
Y me lleva a algo que me parece no tenemos en claro, que se ha dicho pero no se nos ha hecho carne y vida: el terrible equilibrio entre la ética de los principios y la ética de la responsabilidad.
Cuando uno no tiene la responsabilidad es fácil clamar por los principios del otro.
En un país en donde somos todos habitantes, vecinos, espectadores y opinadores, y pocos muy pocos, ciudadanos, en donde los principios y las responsabilidades son de otros, y le exigimos a los demás lo que nosotros ni pensamos en hacer, don Raúl vivió la agonía de los principios y la responsabilidad.
Me acuerdo, a lo mejor la memoria falle, en esta era de internet no encontré datos de esa otra época, de esa Semana Santa, pero si no me engaña la memoria, en ese feriado largo se había estrenado una película de Stallone.
Mientras mucha, muchísima gente estaba en las plazas, más gente fue al cine a ver esa película. Tal vez muchos de los que fueron a ver esa película y ni pasaron por una plaza (perdonen lo deshilvanado, me acuerdo de ese diciembre del 2001, los gases contra la gente en la Plaza, idas y vueltas… y en la esquina de Florida y Diagonal toda toda toda la gente mirando a estos locos llenos de humo y tosiendo, que tal vez lo único que queríamos es que la Plaza de Mayo fuera de nuevo de la gente, de los habitantes y ciudadanos, y no de las fuerzas de andá a saber qué orden, extrañados y con cara de asco. Tal vez muchos de esos espectadores, habitantes y opinantes que salieron después con el "que se vayan todos". Tal vez los mismos que unos meses atrás salieron a aplaudir a Cavallo porque seguía el crimen del uno al uno y podían seguir pidiendo "deme dos" y que con el corralito fueron con sus cacerolas a la puerta de la casa a insultarlo), pero se rasgan las vestiduras, y en algún momento, bajito, te dicen "yo no hice nada", exculpándose; sí, cuántas veces nos portamos bien, nos quedamos quietitos donde nos dicen, "no hicimos nada", y pecamos por omisión. En la hora de hacer algo, no hicimos nada…
Y Alfonsín hizo, bien, mal, acertado, a la altura de él o no. Pero no se quedó quietito, esperando… haciendo nada.
Su herencia como Padre de la Democracia también está ahí: en hacer desde los principios, a riesgo de error, a pesar de equivocarse, hacer desde la responsabilidad.
Ser ciudadano.
Porque el ciudadano es político. A pesar de que tantos niegan que el no hacer nada también es político.

¿Cuantos años puede algún pueblo existir/Antes de que se le permita ser libre?
Allá por 1912 o 1915, Ortiz Pereyra, que años después sería Procurador de la Nación durante el gobierno de Yrigoyen, que años después armaría FORJA, decía "nos falta la Tercera Independencia. Como Nación hemos conquistado la primera independencia, en mayo de 1810, la política. En 1816, la legal con la Declaración de la Independencia en Tucumán. Nos falta la Independencia Económica y Social. Hemos tardado más de cien años y todavía no lo hemos logrado. Esa es nuestra obligación, conquistar la tercera Independencia"
A casi otros cien años todavía no lo logramos.
Quizás el problema está en que esperamos que se nos permita ser libres, en vez de serlo.
Pero, claro, mientras sigamos siendo habitantes y no ciudadanos… nadie nos lo va a regalar.
Alfonsín intentó hacernos ciudadanos. Seguro que se equivocó en cómo hacerlo.
Compramos como si fuera regalado que "con la democracia se cura, se come y se educa"
Pero no compramos que tenemos que hacer que se coma, se eduque, se cure… que los principios si quedan en las palabras y sin acciones son irresponsablemente desperdiciados.
Ni tampoco quisimos pagar el precio de equivocarnos en el hacer.
Y la deuda que seguimos teniendo con él, y con nuestros compatriotas, y con todos los próceres, cada uno hará su lista de próceres, es el hacer, que los principios se realicen.
Y siempre están los viceversa.
Escuchaba a Cafiero diciendo que discutían con Alfonsín, para éste, "no hay justicia social sin libertad", para aquél, "no hay libertad sin justicia social".

La respuesta, amigo mío, es soplar en el viento/La respuesta es soplar en el viento
Y mucho más. Ahora no me duele tanto.
Pero también cositas que son una suerte de deformación.
Eso de que con la muerte de Alfonsín vuelve el radicalismo.
Y la pregunta es ¿qué radicalismo? ¿el de "que se pierdan mil elecciones pero no los principios"? ¿el de "que se quiebre pero que no se doble"? ¿el de "la causa de los desposeídos"?
Y, como el Raúl decía durante tanto tiempo "no hay que seguir a hombres, hay que seguir ideas".
Las ideas, los principios están. Las convicciones están.
Y en vez de pensar en las elecciones del 28 de junio, o más bien: en vez de pensar nada más que en las elecciones, también pensar en cómo hacer esas ideas, esos principios, el compromiso en la construcción de más democracia.
Y eso tan olvidado y que de tantos lados nos ocultan: en democracia no hay dirigentes, hay representantes.
"Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina…" no dice "dirigentes", dice "representantes".
¿Alfonsín representaba, era el portavoz o dirigía?
¡Je!, hubo una época en donde uno se subía a un banquito a hablar a la gente. Y días después, él decía lo mismo. Nos escuchábamos, no existía el "siraulismo". Sabíamos que se establecía un acuerdo inflexible: hacía y decía mejor lo que uno, muchos creíamos.
Era portavoz, representante…
Y ya que andamos, sí al diálogo, al escuchar al adversario y al rival. Y confrontar duramente con el enemigo. Incluso a costa de que el enemigo nos quisiera aniquilar, destruir, anular, borrar… desaparecer.
Porque también, no caer en la pavada de "ay, qué buenito, nunca ni un sí ni un no".
Sería traicionarlo.
Y para que realmente Alfonsín nos sirva de ejemplo, que tenemos que tener presente todo.
El juicio a la Juntas y la CONADEP, el "Felices Pascuas. La casa está en orden (y no me tengo que olvidar: no hay sangre en Argentina)"; la Ley de Obediencia Debida y de Punto Final (pero no ocultar que muy pocos estuvimos en la Plaza en contra de los indultos de neMen), el Pacto de Olivos, y todo lo que estaba en juego; "vos no estás tan mal gordito", los abucheos en la Rural, los trece paros, el plan austral a mitad de camino,… Los principios y responsabilidades.
Compromiso, ¿vió?
...y me queda tanto en el teclado...